El sacerdote que no sea benévolo y misericordioso no debe confesar hasta que se corrija, ha advertido el Papa Francisco

el . Publicado en Noticias de 2013

El Papa FranciscoLa Iglesia no es la «patrona» del poder de perdonar los pecados, sino que es «sierva del ministerio de la misericordia, y se alegra cada vez que puede ofrecer este don divino», según explicó el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles, dedicada al sacramento de la reconciliación. Predicando como siempre, con el ejemplo, Francisco dijo que «el Papa se confiesa cada 15 días porque es un pecador».

En una bellísima catequesis sobre el pasaje evangélico en que Jesús resucitado entrega a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados, el Papa subrayó que «el protagonista del perdón es el Espíritu Santo», y que el hecho de acudir a un sacerdote que lo imparte «es un don, una protección; y también una certeza, una seguridad de que Dios nos ha perdonado. ¡Y esto es hermoso!».

Ante más de ochenta mil personas, a veces ocultas bajo un mar de paraguas, el Papa repitió que «Dios no se cansa de perdonar, y nosotros no debemos cansarnos de pedirle perdón. Y si uno dice, ‘pero, padre, a mí me da vergüenza ir a contar mis pecados’ hay que recordar lo que decían nuestras abuelas: ‘Es mejor ponerse una vez colorado que ciento amarillo’». En esa línea mencionó su propia costumbre personal: «El Papa se confiesa cada 15 días porque es un pecador».

El obispo de Roma, que sigue confesando cuando tiene ocasión, advirtió que «ese servicio del sacerdote es muy delicado, y requiere que su corazón este en paz, que no maltrate a los fieles sino que sea manso, benévolo y misericordioso, que sepa sembrar esperanza en los corazones». Sobre todo, el sacerdote debe ver a los fieles que acuden a la confesión «como las personas que se acercaban a Jesús para que les curase. El sacerdote que no tenga esta disposición de espíritu no debe administrar este sacramento hasta que no se corrija».

El Papa concluyó su catequesis recordando que en la confesión «Dios nos estrecha en un abrazo que nos regenera y nos permite volver a ponernos de pie y reemprender el camino. Porque esta es nuestra vida: volver a levantarnos continuamente y reanudar el camino».

Fuente: Diario Abc, Madrid 21 de noviembre de 2013