Más de un centenar de ellos están casados y han mantenido su vida matrimonial y familiar
Desde que en 1992 la Iglesia Anglicana decidiera ordenar mujeres para ejercer el sacerdocio, 239 sacerdotes han dejado esta Iglesia y se han ordenado en la Iglesia Católica. Más de un centenar de ellos estaban casados, y al entrar a formar parte de la jerarquía vaticana han mantenido esta condición. El hecho de pasarse a otra confesión no supone para estos religiosos la renuncia a su vida matrimonial y familiar, pues para ellos la Iglesia tiene un trato excepcional, ya que no tienen que cumplir el celibato, aunque muchos lo conciban como algo bastante positivo.
El padre Graham Preston es uno de los más de doscientos sacerdotes que han abandonado la disciplina anglicana para unirse a la Iglesia de Roma. La característica más peculiar de este religioso es que está casado, lo que no ha supuesto una traba a su ingreso en el catolicismo. Para aquellos sacerdotes anglicanos casados que deciden ingresar en la familia católica, la Iglesia establece un régimen especial, ya que no deben renunciar a su vida matrimonial ni familiar, y no deben realizar el voto de celibato.
Casado y con hijos
El padre Graham decidió abandonar la Iglesia Anglicana en 1994. El primer cambio que observó al empezar a desempeñar sus nuevas funciones es, según él, que «en la Iglesia Católica tú eres el sacerdote de la gente, y si alguien muere, no hay ningún problema con que sean las cuatro de la madrugada. Ellos te llamarán porque eres su sacerdote y esperan que estés ahí». Después de que decidiera dejar la Iglesia de Inglaterra el padre Preston tuvo que esperar seis meses antes de dejar su parroquia. Para él fue «una época difícil», que acabó cuando los anglicanos le compraron una casa para él, su mujer y sus dos hijos. Una vez a la semana, él y su mujer Kathy visitaban la parroquia católica local para recibir instrucción. Transcurridos los seis meses pertinentes, toda la familia entró en el seno de la Iglesia Católica. El padre Preston fue aceptado enseguida por los feligreses. Según afirma, «al principio la gente podía decir cosas como: ¿Tienes permitido hacer todo? o ¿si bendices mi casa, esta queda realmente bendecida?, lo cual era gracioso».
Uno de los más importantes retos de estos sacerdotes «reciclados» es adaptarse a la cultura de la Iglesia Católica. Las parroquias de ésta son generalmente cinco veces más grandes que las anglicanas y tienen mucha mayor demanda sacramental. Muchos de ellos señalan además la «diferencia musical». El padre Preston, que era una de las voces del coro de la canción de Queen «Bohemian Rapsody», señala que «la gente no canta ni hace el esfuerzo. Si pasas a su lado, muchos únicamente mueven los labios».
Pero cuando un sacerdote casado se pasa a la Iglesia de Roma, las mujeres de los sacerdotes tienen un proceso de adaptación a su nueva religión mucho más largo. Según una de ellas, «como esposa de un vicario, yo tengo una serie de expectativas sobre el papel que debo desempeñar», pero el recibimiento que se les ha dado en sus parroquias siempre ha sido excelente, como afirman la mayoría.
A pesar de que los religiosos casados no deben cumplir con el celibato y siguen con su vida matrimonial normal, el padre Preston afirma que «cada vez estoy más convencido de que el celibato es lo correcto para un sacerdote».
Fuente: Diario La Razón, Madrid, 30 de enero de 2002