Vida Sacerdotal - Noticias de 2003

Los musulmanes conversos en Italia viven ocultos y amenazados de muerte por el Islam

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Los «neocristianos» se ven obligados a ocultar su fe por temor a perder la vida. Cada vez son más los musulmanes conversos al catolicismo en toda Europa.

Encuentros marcados por el miedo. Una pesadilla que anida en el ánimo y la mente de quienes nacieron bajo el signo de Alá y su profeta Mahoma pero han decidido seguir a Cristo. Son conscientes de que la apostasía en el Islam no es un simple sustantivo, sino la posibilidad de una condena a muerte, pero hay quien está decidido a desafiar al terror. Son fieles cristianos y ciudadanos europeos que se sienten discriminados y temen por su vida. Hasta hoy han sobrevivido huyendo de cualquier manifestación pública de su fe. Ahora reivindican su derecho a vivirla abiertamente.

En Italia, uno de los países más importantes de Europa se persigue a los cristianos conversos del Islam. No exagero en absoluto. Son cristianos albaneses, marroquíes, tunecinos, argelinos, egipcios, bosnios, cíngaros, nigerianos, somalíes. No se sabe bien cuántos, probablemente varios miles. Según relata el diario italiano «Il Corriere della Sera», estos «neocristianos», musulmanes conversos, se ven obligados a vivir en una suerte de nuevas catacumbas debido a la amenaza islámica.

Gente rezando. Fátima (Potugal)
Gente rezando.
Fátima (Potugal)

Son conscientes de que la apostasía en el Islam no es un simple sustantivo, sino la posibilidad de una condena a muerte, pero hay quien está decidido a desafiar al terror. Son fieles cristianos y ciudadanos europeos que se sienten discriminados y temen por su vida. Hasta hoy han sobrevivido huyendo de cualquier manifestación pública de su fe. Ahora reivindican su derecho a vivirla abiertamente". Estos datos los publicaba La Razón hace unos días, y recogía algunos testimonios de personas que sufren este verdadero calvario.

"Nura es una mujer culta, emprendedora, batalladora. «Cada vez somos más los musulmanes convertidos al cristianismo, nosotros lo sabemos, pero no lo hablamos, a no ser en un diálogo íntimo, lo cual ocurre más fácilmente entre mujeres casadas con europeos. Cuando hay hijos de parejas mixtas con nombres cristianos, es fácil intuir la conversión. ¡Hay madres formalmente musulmanas que bautizan a sus hijos, y festejan la comunión y la confirmación de sus hijos! Pero en público decimos que somos ateos. Esta es la estrategia adoptada por la unanimidad: hacernos pasar por ateos».

Nura querría liberarse de las cadenas del miedo y de la hipocresía. Lanza una vibrante llamada: «¿Tenemos que abrir las catacumbas? Hoy no sobrevive el derecho a la reciprocidad. ¿Por qué el cristiano que se hace musulmán puede manifestar tranquilamente su propia fe, e incluso hacer publicidad sin arriesgar nada, mientras que el musulmán que se convierte al cristianismo vive en el miedo? El cristiano que se convierte al Islam está orgulloso. Es como si se sintiese bien protegido. Nosotros en cambio, tenemos que escondernos. Tenemos miedo. Yo tengo terror de entrar en la iglesia. Elijo una iglesia lejana de mi barrio, y me cuido mucho de que me vean. Pero no renuncio a ir a la iglesia: la primera vez que he oído una misa en árabe me he puesto a llorar».

Bekim es directora teatral. Flutura es una actriz muy conocida en Albania: «Nuestra generación ha crecido sin fe, sin religión, sin Dios. No sabíamos en qué creer. Y no sabemos qué éramos antes, si cristianos o musulmanes. Por eso, los albaneses de hoy tenemos el privilegio de poder elegir. Desde hace tres años estamos en contacto con los católicos, y ellos nos han ayudado muchísimo. Quizá su bondad, su caridad, nos han empujado a entrar en la religión católica. Nosotros, en realidad, no hemos sido nunca verdaderos musulmanes. De hecho, convirtiéndonos al catolicismo elegimos por vez primera nuestra fe. Nos bautizaremos en la próxima Pascua. Muchas familias albanesas de Italia se han convertido al catolicismo».

El silencio ha dado paso a la llamada al respeto a la libertad religiosa. Y como Bekim y Flutura, hay quien ya no tiene miedo a mostrar su fe.

Fuente: Diario La Razón, Madrid 17 de septiembre de 2003

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