Todos los años, un millón de personas en el mundo se quitan la vida por esta enfermedad
La difusión de la depresión constituye hoy un fenómeno «preocupante», asegura Juan Pablo II. A quienes se encuentran afligidos por este enfermedad, el Papa les propone profundizar en su vida espiritual para descubrir el amor de Dios y superar así ese estado de falta de ánimo. Éstas son las conclusiones del Papa en la XVIII Conferencia Internacional sobre este mal celebrada hace pocos días en Roma. La receta del Pontífice para superar la depresión está en coincidencia con los consejos de los psiquiatras y psicólogos consultados por La Razón para aminorar esta enfermedad.
Cambio vital. Una paciente en una sesión de terapia psicológica
El encuentro organizado por el Vaticano para afrontar la enfermedad de la depresión congregó el pasado fin de semana a seiscientos médicos, laicos comprometidos y hombres de Iglesia. En la actualidad hay en el mundo más de 340 millones de personas que padecen depresión, enfermedad que en el peor de los casos puede llevar al suicidio -con la pérdida de un millón de vidas al año-. «La difusión de los estados depresivos es preocupante», constató el Papa. «Se manifiestan fragilidades humanas, psicológicas y espirituales, que al menos en parte son inducidas por la sociedad», añadió. Ante esta situación, Juan Pablo II señaló «proponer nuevos caminos para que cada uno pueda construir la propia personalidad, cultivando la vida espiritual, fundamento de una existencia madura». De hecho, afirmó, «la depresión es siempre una prueba espiritual». A las personas que dejan de percibir el sentido de la vida, el obispo de Roma les recomendó la meditación de los Salmos «en los que el autor sagrado expresa en oración sus alegrías y angustias», el rezo del Rosario y la participación en la Eucaristía -«manantial de paz interior»-. El Papa recuerda a los enfermos de depresión que «en su amor infinito, Dios está siempre cerca de los que sufren». En este sentido, añadió: «La enfermedad depresiva puede ser un camino para descubrir otros aspectos de uno mismo y nuevas formas de encuentro con Dios».
Depresión exógena
Para Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid y especialista en las depresiones, considera que «cuando el Papa habla de la depresión, se refiere a la depresión exógena o reactiva que son debidas a acontecimientos de la vida que producen un estado anímico de melancolía, tristeza o decaimiento psicológico. Estas situaciones son debidas, a veces, al hedonismo, al consumismo exacerbado, a la permisividad, al relativismo o al materialismo en sus distintas versiones. Todo esto produce en el ser humano un gran vacío, ya que no es capaz de llenar de verdad el corazón del hombre». Rojas subraya que «en el otro extremo están las depresiones endógenas, que son motivadas por un desorden bioquímico que tiene un carácter hereditario y que se curan con fármacos que corrigen ese desajuste cerebral. A éstas, lógicamente, no se refiere el Papa».
Sentido de la vida
Para la psiquiatra Mercedes Martín del Moral, profesora en la Universidad San Pablo-CEU, «el Papa da soluciones al asunto de la depresión al señalar la fe cristiana como una forma de esperanza. Si una persona está desamparada y derrotada, la fe le puede ayudar a combatir ese estado de ánimo. La ciencia ha comprobado que la vivencia de la fe es un elemento positivo para la curación o superación del mal». El psiquiatra Juan Cardona ha declarado a La Razón que «no hay mejor antídoto contra la depresión que saber encontrar el sentido de la vida». «Es frecuente -añade- que los depresivos se lamenten y digan: para mí la vida no tiene sentido . Pues bien; ese sentido radical de la vida lo dan la verdad, el bien, la belleza y la libertad.Y todo eso sólo se puede encontrar en Dios». En esta línea, Juan José López-Ibor, catedrático de psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid, señala que «en las grandes religiones se enseña a darle un sentido a la vida, prestando atención a lo realmente importante sin prestar concentración a las cosas que no lo tienen, ya que una de las causas de la depresión radica en las cosas de las que se carece. En la sociedad de consumo, lo que ocurre es que al tener tantas cosas hay más probabilidad de perder algo», explica.
El Papa y Freud
«Freud decía que la salud mental está definida por la capacidad de amar y de trabajar -indica el psiquiatra López-Ibor-. El Papa también habla de la caridad, ya que la mejor manera de no deprimirse es olvidarse de uno mismo», añade. «En un libro, un psiquiatra analizaba el personaje bíblico de Job. Éste es el prototipo de persona capaz de hacer frente a todas las adversidades de la vida sin deprimirse, ya que tenía una gran capacidad de sobreponerse», indica el médico López-Ibor. Para el psicólogo clínico José María Amenos, de la Comunidad de Psicólogos Cristianos que está presente en nueve países, «la persona que está deprimida tiene los mecanismos de defensa bajos, por lo que no puede hacer frente a lo que le exige la sociedad. En cambio, en la Iglesia católica tenemos como punto de partida la comprensión, el amor, el acogimiento, para que la persona sienta su valía, gane en autoestima, ya que la persona en sí no es valorada por la sociedad de consumo», agrega."
Fuente: Diario "La Razón",
miércoles 19 de noviembre de 2003