Las noticias para la Iglesia Católica esta semana no podrían haber sido peores tras la revelación de una relación impropia entre un sacerdote y un ex congresista federal de la Florida, cuando este último era un adolescente. Sin embargo, el oficio de reclutar a nuevos sacerdotes existe y la escasez y necesidad de formar nuevos presbíteros es afirmado en todas las parroquias del país, en donde residen millones de feligreses, porque además la Iglesia como el mundo también puede ser renovada.
Entre el enigma y la sugestión se debaten las impresiones que en cualquier persona común puede despertar la imagen de un sacerdote. A través de los tiempos desde el surgimiento mismo de las religiones, los seguidores de cada devoción religiosa han identificado a quienes se desempeñan en este oficio como a seres humanos con un don sobrenatural y lo cierto es que entre los escogidos para el sacerdocio existen aptitudes específicas que los convierten en seres especiales.
En el caso de la religión católica, la vocación para ejercer el sacerdocio se encuentra a partir del vínculo que desde pequeño se tenga con la iglesia, aunque existan fuerzas adversas que lo dificulten como la propia incomprensión de muchas personas para alguien que se incline hacia esta profesión de sacrificio y entrega absoluta. Así lo afirma el padre Manuel Francisco Álvarez, Manny, como todos le nombran, quien a cuatro años de haber sido ordenado, fue recientemente designado como Director de Vocaciones de la Arquidiócesis de Miami.
“En sentido general las personas se cuestionan el celibato, que nosotros asumimos como una entrega total para poder amar al pueblo de Dios; la obediencia, lo cual no te permite responder a tus intereses personales, sino a la necesidad para la cual seas designado, y la humildad que significa estar dispuesto siempre a servir a los demás”.
Sin embargo, uno de los retos más grandes que tiene la Iglesia Católica hoy en día es el poder encontrar solución a los escándalos que han envuelto a algunos de sus sacerdotes, los cuales perjudican no solo a los que no han violado ninguna ley o código de conducta correspondiente al sacerdocio, sino que además, laceran la imagen de lo que emana del Vaticano.
“Precisamente por considerarlos personas con capacidades excepcionales es quizás la razón por la que el mundo secular hace resaltar el comportamiento inadecuado de algún sacerdote que ha incurrido en una falta, sin embargo se obvian de manera involuntaria todos los actos heroicos que a diario realizan los investidos en esta profesión entre los cuales están las visitas a enfermos y prisioneros en horas de la madrugada, la preparación de matrimonios o la labor de consejero familiar y la de mediador ante determinados conflictos. Cuando visitamos un enfermo, fungimos como médicos del alma, pues para una persona con la salud quebrantada es muy importante el apoyo espiritual; lo mismo cuando acompañamos en el dolor a los familiares de alguien que ha muerto”.
Los retos para el nuevo Director de Vocaciones de la Arquidiócesis de Miami no son pocos. Para el Padre Álvarez, quien asume su misión con la misma dedicación que uno espera de un reclutador en el campo privado, con la notable excepción que la fe y devoción a Dios están por encima de cualquier otra consideración.
“El reto básico que asumo con este nombramiento es encontrar más seguidores de Dios para ejercer el sacerdocio, motivarlos, enseñarles la belleza de la aventura que es esta profesión y comunicarles el gozo que en sí mismo se experimenta, así como la importancia y la relevancia que tiene en el mundo de hoy desempeñarse como sacerdote. La principal de las misiones es buscar y reclutar jóvenes. Asimismo, sostener una cultura de la vocación al sacerdocio; ayudar a cualquiera que se sienta motivado a discernir si verdaderamente esa es su orientación. Visitar las iglesias y las escuelas y ofrecer charlas sobre el sacerdocio, explicando que estamos llamados a servir al pueblo de Dios en la propia realidad en la que este se encuentre. Asimismo, debemos entrevistar a todos los que se presentan como candidatos para ser sacerdotes y una vez aceptados e ingresados al seminario, los seguimos acompañando”.
“Es conveniente explicar que los programas de estudios dentro del seminario para ordenarse como sacerdote son fuertes e incluyen cuatro pilares básicos: la parte académica, basada en el estudio de teología y filosofía; la formación humana que implica la práctica de deportes y actividades de intercambio para que se desarrollen como individuos saludables; la formación espiritual y la formación pastoral a través de la cual van entendiendo su vocación de servicio al prójimo”.
Respecto a cómo la Iglesia enfrenta los fenómenos de la vida moderna el padre expresó: “Hay una causa principal para los males del mundo actual y es el resquebrajamiento de la familia. Si la familia conservara sus bases sólidas no viviríamos en una sociedad amoral. Existen familias que no inculcan los principios de la fe católica, aún creyendo en Cristo. Hay una costumbre generalizada de asumir lo placentero, aunque implique la desviación moral que conlleve, siempre que no lo consideremos nocivo para un tercero y eso no significa enseñar buenos principios éticos”.
“La iglesia analiza todos los problemas del mundo con mucha compasión; la Iglesia rechaza el pecado, no al pecador. La fragilidad humana hay que enfrentarla con el perdón de Dios. Cuando se ofrece amor a alguien que ha incurrido en una falta, se le enseña dignidad. Dios nos ama individualmente y para Él todos tenemos un valor. Si sentimos ese amor, nos percatamos que podemos conquistar el mundo para Cristo. No se acostumbra a hablar de Dios en términos de modernidad. Sin embargo, para vivir nuestra fe en el mundo moderno tenemos que asumir la paradoja que es este mundo. Por ejemplo Cristo nos llama a perdonar, sin embargo se vive la sed de venganza hacia quien nos daña. Cristo también ofrece una vida llamada al amor en la que te orienta poner la necesidad ajena delante de la propia, así como aspirar a realizar nuestros sueños sin que ello signifique aplastar los ajenos. Parece difícil, pero el reto es enseñar a la gente cómo optar por Cristo, lo cual es completamente posible”.
“El sacerdote no es un perfecto santo, solo es un ser humano llamado a una función de servicio, que aunque parezca difícil e imposible, es necesaria, sus resultados son tangibles, en el servicio a Cristo de una manera radical y precisamente lo que constituye de mayor atracción, es el reto que implica. El sacerdocio continúa siendo un misterio para la mayoría de las personas, a pesar de sus dos mil años de existencia. Mediante este ejercicio podemos demostrar al mundo una manera de ser un ser humano diferente.”
El padre Manny Álvarez es uno de los sacerdotes más jóvenes de la Arquidiócesis de Miami y quizás del estado de la Florida, precisamente él considera que su juventud es lo que le permite llegar con mayor facilidad a los jóvenes para que crean posible el ejercicio de este oficio como otro de tantos que se realizan de manera honrada y con un propósito de crecimiento humano. Gracias a su testimonio conocimos que la Arquidiócesis está involucrada con muchas necesidades de la comunidad como el auspicio católico para moribundos, techo y alimento para los desamparados, ayuda a los enfermos de SIDA y un servicio muy importante que es la ayuda a indocumentados en cuanto a consejería y orientación de trabajo, lo cual les permite sentir que forman parte de la comunidad católica universal.
El padre Manny Álvarez es de padres cubanos que inmigraron a Estados Unidos en la década del 60, siendo aún adolescentes. Siente orgullo de sus raíces y considera que parte del llamado de su vocación y su desempeño está enlazado con el futuro de Cuba, una vez que producido un cambio de régimen, se abran aún más las posibilidades de continuar apoyando a la Iglesia Católica Cubana, que tan heroica labor le ha tocado desempeñar durante los últimos 48 años. “La Arquidiócesis servirá como puente de ayuda hacia pueblo cubano, así como a los obispos, sacerdotes y religiosos en general”-auguró convencido el padre.
El recién nombrado Director de Vocaciones reconoció que la práctica religiosa de su propia familia influenció mucho en su vocación sacerdotal y agradeció a sus padres por nunca haber constituido un obstáculo en esa decisión tan importante para su vida.
Fuente: Diario Las Américas, Miami (Estados Unidos), 21 de octubre de 2006
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