El sacerdote que no sea benévolo y misericordioso no debe confesar hasta que se corrija, ha advertido el Papa Francisco
La Iglesia no es la «patrona» del poder de perdonar los pecados, sino que es «sierva del ministerio de la misericordia, y se alegra cada vez que puede ofrecer este don divino», según explicó el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles, dedicada al sacramento de la reconciliación. Predicando como siempre, con el ejemplo, Francisco dijo que «el Papa se confiesa cada 15 días porque es un pecador».
En una bellísima catequesis sobre el pasaje evangélico en que Jesús resucitado entrega a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados, el Papa subrayó que «el protagonista del perdón es el Espíritu Santo», y que el hecho de acudir a un sacerdote que lo imparte «es un don, una protección; y también una certeza, una seguridad de que Dios nos ha perdonado. ¡Y esto es hermoso!».